Para calentar motores hay que terminar el año bailando, y falta el 31 o como dijeran algunos y viene lo mejor...
jueves, 31 de diciembre de 2009
miércoles, 23 de diciembre de 2009
viernes, 18 de diciembre de 2009
No a todos les gusta la nieve
jueves, 17 de diciembre de 2009
La nieve y la suerte...
Siempre me he considerado un tipo con suerte, mala o buena suerte, pero suerte al fin.
Parecía un día normal, pero una llamada avisándonos de una pequeña nevada en el cofre, fue la que comenzó todo. Aunque el solo y el paisaje despejado nos hacían dudar, pasé por la reportera Eirinet Gómez y el camarógrafo Rodrigo León (Yuca) y mientras más nos acercábamos al cofre más dudábamos. En el camino pensamos en buscar temas adicionales porque no veíamos ningún rastro de nieve, al contrario hacía un bochorno que se incrementaba por el calor del motor que sale del hueco que tiene en el piso mi coche.
Entonces cada quien propuso algún tema para no llegar a la agencia con las manos vacías, nos imaginamos a los compañeros burlándose de nosotros al regresar sin nada. A la mitad del camino, mi coche, jeep modelo 79 comenzó a fallarme, se le salió la machicuepa (es una pieza que no se cómo se llama pero esta cerca del clutch y va al motor), se arreglarlo pero no tenía herramienta.
Para entonces era la una de la tarde, el jeep descompuesto y no había nieve, esperamos 30 minutos hasta que unos estudiantes pasaron y nos prestaron herramienta con la que pudimos componer el jeep y avanzar hasta la peña (la parte más alta de la montaña).
Y tal como ya lo habíamos previsto la machicuepa se volvió a salir, pero sin apagar el coche y en primera avanzamos hasta la peña, para ese entonces ya no había rastros de agua nieve. Ya no vimos a los estudiantes para que nos prestaran su herramienta, mis compañeros se morían de frío, y le dije a la reportera que hablara a protección civil para aplicar operación rescate.
Dije, que mala suerte, que se descomponga el pinche coche, y que llegáramos tarde al agua nieve, porque eso era, buscando bajo las piedras encontramos un poco de nieve y esa fue la foto que subimos a la agencia.
Ya en la peña, toqué la puerta de una casa con antenas donde don Manuel se encarga de hablar a los aeropuertos para avisar como está el clima, ya para ese entonces la temperatura comenzó a bajar drásticamente, nos dio café caliente, pensé en mi gastritis pero para el frío le entré, Yuca no podía ni moverse. Eran las cuatro de la tarde cuando protección civil llegó y de plano mi coche no se pudo remolcar, porque ahora si había empezado a nevar, el paisaje se volvió blanco , pasamos levantando a unos chavos que pensaron quedarse a acampar en el cofre pero no se imaginaron que cayera nieve, en la batea venían contando que eran estudiantes, uno de ellos sacó una botella de aguardiente, de nuevo pensé en mi gastritis, pero tenía hielo alrededor de mis orejas, yuca ni se diga venía como pasmado el, Eirinet dentro del coche.
De nuevo pensé, que buena suerte que venimos, que suerte que se descompuso mi coche, si no fuera por ese tiempo que perdimos en mi coche no nos tocaba la nevada, que suerte que nos encontramos a los estudiantes y a todas las personas que nos ayudaron y los de protección civil, los de la Universidad Veracruzana y don Manuel, se portaron chidos, al final regresamos con buen material a la agencia, no cabe duda soy un tipo con suerte… buena o mala, pero suerte.
Parecía un día normal, pero una llamada avisándonos de una pequeña nevada en el cofre, fue la que comenzó todo. Aunque el solo y el paisaje despejado nos hacían dudar, pasé por la reportera Eirinet Gómez y el camarógrafo Rodrigo León (Yuca) y mientras más nos acercábamos al cofre más dudábamos. En el camino pensamos en buscar temas adicionales porque no veíamos ningún rastro de nieve, al contrario hacía un bochorno que se incrementaba por el calor del motor que sale del hueco que tiene en el piso mi coche.
Entonces cada quien propuso algún tema para no llegar a la agencia con las manos vacías, nos imaginamos a los compañeros burlándose de nosotros al regresar sin nada. A la mitad del camino, mi coche, jeep modelo 79 comenzó a fallarme, se le salió la machicuepa (es una pieza que no se cómo se llama pero esta cerca del clutch y va al motor), se arreglarlo pero no tenía herramienta.
Para entonces era la una de la tarde, el jeep descompuesto y no había nieve, esperamos 30 minutos hasta que unos estudiantes pasaron y nos prestaron herramienta con la que pudimos componer el jeep y avanzar hasta la peña (la parte más alta de la montaña).
Y tal como ya lo habíamos previsto la machicuepa se volvió a salir, pero sin apagar el coche y en primera avanzamos hasta la peña, para ese entonces ya no había rastros de agua nieve. Ya no vimos a los estudiantes para que nos prestaran su herramienta, mis compañeros se morían de frío, y le dije a la reportera que hablara a protección civil para aplicar operación rescate.
Dije, que mala suerte, que se descomponga el pinche coche, y que llegáramos tarde al agua nieve, porque eso era, buscando bajo las piedras encontramos un poco de nieve y esa fue la foto que subimos a la agencia.
Ya en la peña, toqué la puerta de una casa con antenas donde don Manuel se encarga de hablar a los aeropuertos para avisar como está el clima, ya para ese entonces la temperatura comenzó a bajar drásticamente, nos dio café caliente, pensé en mi gastritis pero para el frío le entré, Yuca no podía ni moverse. Eran las cuatro de la tarde cuando protección civil llegó y de plano mi coche no se pudo remolcar, porque ahora si había empezado a nevar, el paisaje se volvió blanco , pasamos levantando a unos chavos que pensaron quedarse a acampar en el cofre pero no se imaginaron que cayera nieve, en la batea venían contando que eran estudiantes, uno de ellos sacó una botella de aguardiente, de nuevo pensé en mi gastritis, pero tenía hielo alrededor de mis orejas, yuca ni se diga venía como pasmado el, Eirinet dentro del coche.
De nuevo pensé, que buena suerte que venimos, que suerte que se descompuso mi coche, si no fuera por ese tiempo que perdimos en mi coche no nos tocaba la nevada, que suerte que nos encontramos a los estudiantes y a todas las personas que nos ayudaron y los de protección civil, los de la Universidad Veracruzana y don Manuel, se portaron chidos, al final regresamos con buen material a la agencia, no cabe duda soy un tipo con suerte… buena o mala, pero suerte.
sábado, 12 de diciembre de 2009
viernes, 11 de diciembre de 2009
Mal País...
Mal País, Ver.- Así se llama, o así le dicen a ese lugar, la piedra volcánica formó figuras parecidas a la virgen e instalaron una iglesia, son temas interesantes para claverse en las fotos, la gente apasionada en sus creencias y la fé son como un montón de elementos para atascarse en fotografías....
jueves, 10 de diciembre de 2009
lunes, 7 de diciembre de 2009
Los niños de las Minas
Perote; Ver .- Las condiciones de pobreza en el Valle de Perote, obligan a decenas de niños y familias a trabajar en condiciones de explotación laboral en las minas de tepezil, de donde extraen piedra pómez. Con salarios raquíticos que se miden en sacos piedra y sin condiciones de seguridad en el trabajo, niños desde los siete años se inician en la labor de escarvar entre la tierra, en cuevas inseguras para encontrar piedras, si logran reunir un costal, su paga es de 1 peso con 60 centavos, que los empresarios venden a 40 y 80 pesos. Esparcidas por varias comunidades del Valle de Perote, las ocho minas de tepezil de donde se extrae piedra pomex que es usada por las grandes industrias para la fabricación de block, y en el proceso de lavado de mezclilla, es la única fuente de empleo para familias enteras.A pesar del intenso sol o frío, algunas minas no tienen ni siquiera galeras para que los trabajadores descansen y la tierra es tan inestable que ya ha habido varios accidentes de personas enterradas, quienes no poseen ni seguro laboral ni de vida. Y aunque para juntar un salario mínimo de 50 pesos, necesitan llenar más de 40 sacos diarios en condiciones de frio y humedad, lo prefieren a emigrar, porque conocen casos donde sus compañeros han regresado muertos. “Llevo varios años trabajando aquí”: Jonathan de nueve años Jonatán tiene 9 años y no va a la escuela. Trabaja de lunes a sábado de 7 de la mañana a 4 de la tarde, varios de sus “años” dice, los ha dedicado a trabajar extrayendo piedra de las minas. Su tío lo llevó ahí para que ayudara con el gasto en su casa, pues su padre los abandonó. Con la cara llena de polvo y sus manos partidas por el trabajo, asegura que cada quincena gana 150 pesos y con eso es el sostén de su familia. “No tengo papá, dejó a mi mamá, por eso vine a trabajar, cosó y armó arpillas de piedra, a la quincena me pagan 120 o 150 depende de cómo este el trabajo”, relató. Su historia es similar a la de decenas niños y familias completas que trabajan en estas minas en condiciones de explotación, laboran ocho horas diarias y por la ligereza de la piedra las madres también traen a sus hijos de hasta un año, para que contribuyan con la labor. Los niños desde los siete años son valorados en este trabajo, por su condición y agilidad pueden sacar más sacos que un adulto. Aunque en esta temporada invernal el “dueño” hace cortes y envía a sus casas a niños y ancianos, porque no le sirven si están enfermos. Aunque, algunos por la necesidad de trabajo se quedan a pesar del frio y las inclemencias, como Jonatán y otra niña quienes aseguran que trabajarán todo el mes de diciembre. “Yo prefiero las minas a morirme en el desierto de Arizona”“Juan”, trabaja en las minas desde hace dos años, reconoce que es un trabajo peligroso, que algunas veces ha habido derrumbes y los trabajadores se han quedado atrapados en las minas, pero dice como consuelo: “Nunca ha habido un muerto”. “Esto es peligroso, pero no tanto como el desierto, allá si esta cabrón, yo casi me muero”, dice. En medio de una mina donde escarva, y cuyo techo alcanza los 20 metros relata: “Intentamos pasar cuatro por el desierto de Arizona, dos de ellos se murieron, yo estuve dos días sin comer ni tomar agua, pero mi amigo pidió ayuda y me salvó, casi me muero, cuatro días no pude moverme”. Casi aliviado dice que aunque para sacar un sueldo base de 150 pesos “Esta cabrón, hay que darle durísimo”, asegura que ganar 1 peso y 60 centavos el costal, es mejor que arriesgar su vida. Abusan de la necesidad de la gente: Asociación Civil Perote Martha Gutiérrez Hernández, Vicepresidenta de la Asociación Civil “Caridad y Bondad” de Perote, opinó que algunos dueños de las minas abusan de la pobreza y vulnerabilidad de la gente, pues los hacen trabajar con sueldos de esclavos de 1 peso por costal, cuando este se cotiza hasta en 80 pesos en el mercado. Relató que los dueños mandan a traer a los trabajadores desde Perote, Jalacingo, Altotonga y los pueblos más marginados donde enganchan a familias enteras para trabajar sin un salario fijo y sin condiciones laborales adecuadas.“El trabajo es bastante pesado y peligroso, puede haber derrumbes y quedar aplastados, ahora conseguimos que les construyeran una galera para que pudieran tener sombra y escaparse del agua y frio, antes ni eso tenían, todavía algunas minas están totalmente a la intemperie”, denunció.
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